LEONARDO MOYANO | www.offarte.com
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Bitácora del Escombro

Leonardo Moyano

Leonardo Moyano se formó en el Instituto Superior Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE) y la Universidad de las Artes de Guayaquil. Entre los premios que ha obtenido se encuentran el segundo lugar del Salón de Octubre de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas (2012); el segundo premio del Festival de Artes al Aire Libre (FAAL) en el 2015; el segundo y tercer premio del Salón de Julio del Municipio de Guayaquil en el 2016 y 2017 respectivamente y en el 2018 obtuvo el 1er lugar del Salón de Machala. Ha realizó cinco exposiciones individuales: “Campos de contemplación” en el 2016, “Gulag” en el 2017, presentada en DPM, en el 2018 presento Líneas Vacías en el MAAC, en el 2019 presento Crónicas en Más Arte galería(+arte), y en el 2021 presento “FACHADA” en TM.

Fue artista invitado de la Galería DPM de Guayaquil entre el 2016 y 2017, y de Mas Arte entre el 2018-2020.

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Participó en las Ferias de Arte Contemporáneo PARC, Cha.Co y Pinta Miami como artista seleccionado por la Galería +Arte. Y como artista de la galería Violenta participo en artBo y artlima, 2019 donde fue acreedor del premio colección Ca. Sa, de incentivo a la producción del artista emergente de la feria.

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En el 2022 gano la beca online ON RESIDENCE de Tropical Papers en asociación de EACHEVE y ARTUS. 

Actualmente codirige la galería Taller Maldonado en Guayaquil y es artista invitado de la galería Impakto en Lima-Perú.

“La alegoría ve que la existencia está bajo el signo de la ruptura y de la ruina”
Walter Benjamín


Bajo un orden fronterizo que lo invade todo


Para abordar de manera correcta el análisis hermenéutico de este texto, comenzaremos por el final, hemos llegado a la conclusión de que todo el trasfondo filosófico del programa estético que Leo Moyano lleva a cabo se resume en la configuración plenamente entendida del recorrido que traza una línea en su devenir como tal, es decir desde que el punto A se desliza hacia el
punto B y en ese camino se consolida como un elemento demarcatorio, divisorio y delimitante, subdividiendo el plano del cuadro en dos partes, que dependen físicamente del lugar por el cual esta línea recorre en el espacio.


Cuando el artista dispone en su imaginario simbólico que la línea se proyecte en un espacio contenido de memoria, entonces hablamos de un estudio geopolítico que absorbe todo el valor histórico propio del espacio para configurar un interrogante lícito bajo la forma aleatoria del poder, la consolidación del mismo y las maneras en que este (su microfísica) se instaura de acuerdo a la ubicación que uno tenga dentro o fuera de la línea, en este caso hablamos de la distribución territorial para introducirnos de manera directa en una fase más bizarra del debate sostenida en la premisa de que los límites están formados para forzarnos a consolidar economía en cuanto demarcan el terreno de lo mío y lo del otro, trasportando el debate a las formas del capital, (quien lo posee, cuanto poseemos de él y quien no lo posee).


Mientras, cuando la línea que el artista le da carácter y visualidad bajo los tonos del amarillo, un amarillo que en una dinámica semiótica y sus usos civiles nos advierten el peligro, (amarillo y negro denotan alerta, sustentados en estudios biológicos y de naturaleza en donde plantas, animales como las serpientes e insectos como abejas venenosas poseen esos colores), entonces consciente o instintivamente el espectador debe estar abocado a atribuir sobre los augurios del inconsciente dicha advertencia, visto así, amarillo sin duda se vuelve por lo mínimo un tono de alerta bajo el paraguas conceptual de su obra. Por lo tanto, en la obra: Paralelas de un propio terreno (Acrílico / Lona / intervención en la pared / ladrillo bañado en oro falso), la línea amarilla en este caso vertical, cae sobre el objeto dividiéndolo en dos planos iguales, trazando el límite entre cada objeto consolidando este límite espacial entre el uno y el otro, mientras en la pintura: Barco (Acrílico / lona) la misma línea divide el terreno en partes desiguales configurado dos espacios claramente disímiles, desproporcionados tal como lo es la vida en la repartición de las riquezas, de espacios, de patrimonios, finalmente de capital.


Nótese entonces -y retornando a la obra anterior- Paralelas de un propio terreno, que la línea demarcatoria al dividirle en dos partes también los separa, de tal manera que la línea amarilla se distancia formando una zona entre interior y exterior de la misma, un espacio de circulación que desconoce cualquier tipo de convenio fuera de él, todo lo que está dentro de estas paralelas obedece a otras normas extrañas a lo que sucede fuera de dicho espacio, por otro lado, la imagen que antes era un todo, ahora y gracias a esta línea amarilla se bifurca en un acto protozoario de regeneración mientras lo que queda al interior de esa línea se va tornando un espacio de incertidumbre, eso que en términos cardinales podríamos denominar zonas, como la zona franca, un espacio de libre albedrio comercial en donde el intercambio mercantil acontense bajo su propio ordenamiento y en donde los impuestos son absorbidos por la lógica de incertidumbre que suspende cada método, ya que se sostiene; que, en una zona franca no se está ni acá ni allá, por tanto es espacio neutro o zona limítrofe, lugar ambiguo o fronterizo.


Pero también existen zonas desmilitarizadas, en donde se prohíbe instalaciones o actividades militares, sabiendo que una zona desmilitarizada a veces puede formar una frontera internacional de facto (de acto aún cuando no existe firma de documento alguno) como el paralelo 38 entre Corea del Norte y Corea del Sur, o la franja de 190 kilómetros de ancho entre Irak y Kuwait, la zona que divide a Vietnam del Norte con Vietnam del Sur, la zona desmilitarizada de chipriota, entre tantas otras. Hay zonas de tolerancia, zonas neutrales, zonas de amortiguación y muchas más, lo interesante es que la franja producto de esa demarcación dota a la obra de otro carácter muchísimo más político o más bien, geopolítico, por el mero acto de que en este devenir atraviesa la “línea amarilla”.


En otras ocasiones esa línea que Moyano utiliza en su obra se expande dando pie a nuevos universos interpelativos, como en trabajos como: Territorio (acrílico, lona y brocha) en donde la línea se desparrama y cubre gran parte del cuadro, o en: Astillero de la derrota (acrílico y lona) donde la línea se torna orgánica y adquiere el valor del río o estero que le atraviesa, o en El último paso (acrílico y lona) la franja se vuelva en perspectiva y se proyecta al infinito, o en Strapo fachada gris (pintura extraída de la pared y tira de madera pintada) en donde la línea se vuelve un objeto de madera y soporta la obra misma sobre la pared, o en: Bitácora, (acrílico sobre lienzo) en donde la franja amarilla se apodera del cielo, o en el más radical de todos sus lienzos, ya que representa la absoluta culminación de este enjambre filosófico-estético; la obra: Estudio de color fronterizo (díptico de acrílico sobre lona) en donde la franja es absoluta y lo cubre todo, lo invade todo, por tanto lo que menos sería esa obra, es una obra abstracta, la obra se convierte, -solo luego de navegar por toda su filosofía de obra- en la obra más figurativa que posee el artista, solamente que la figuración fue dominada por la línea amarilla que la demarca.
 

Visto así, todas y cada una de ellas sin duda proporcionan un orden fronterizo, liminal, de borde y en este sentido irrumpen con la comodidad del espacio dispuesto bajo dinámicas de una pintura más habitual.

Gerenciando el escombro


Una vez analizado el poder que ejerce la línea como frontera divisoria, y para pasar a otra parte de esta hermenéutica, debemos reconocer que Leonardo Moyano actúa sobre el paisaje; cuyos dotes sufragan la deuda que posee el mismo desde su historia, el cual atraviesa -en el buen sentido- por un lado el paisaje romántico, dotándole a su obra de un ambiente y atmósfera; por otro lado explora el paisaje realista dotándole de carácter y fuerza a la dosis de realidad que requiere su entorno, pero sobre todo su programa crítico sostiene el paisaje político, el mismo que le da condumio al formato filosófico sostenido en su razón estética, y hace que su obra se dispare hacia esa estratósfera efervescente de la nada, en donde la forma que sostiene la imagen esta consensuada por el escombro como elemento simbólico de esa nada.


En obras como: Demolición (acrílico sobre lona), así como en Fachada (acrílico sobre lona) una fachada domina el paisaje de atmósfera precaria, mientras en: Estudio de vivienda ocupada (acrílico sobre lona) la miseria hace su agosto, en tanto, en una esquina un estudio que pareciera ser histórico data la colorimetría de las paredes asumidas como elemento de la memoria, en Estudio de interior, (acrílico sobre lona) al igual que en Arquitectura y Sociedad (acrílico sobre lona) en donde el paisaje interior de una casa en escombros, casa que además se encuentra en litigio, posee la imagen de un elemento medidor de la tierra que según el mismo artista cuenta que lo poseía un viajero del siglo pasado que recorrió Guayaquil.
 

Así mismo en: El último descanso (acrílico sobre lienzo) una covacha hace las veces de figura principal de un paisaje costumbrista, mientras en litigio-rematelitigio- remate (acrílico sobre lona) la imagen que soporta a las obras anteriores se vuelca en lenguaje dominante y la abstracción del paisaje apenas permite dejar ver alguna imagen, bajo los trazos de una arquitectura precaria.


En todas estas obras es importante asumir el papel que juega el escombro dentro de las dinámicas del trabajo de Moyano, concibiendo el escombro con todo ese valor desprendido de todo tipo de coste, frente al entendimiento de la ruina, la ruina posee un valor supremo en cuanto se convierte en patrimonio histórico, por tanto la ruina es importante, a la ruina hay que datarle, hay que investigarle, hay que clasificarla, exhibirla, amarla y adorarla, la ruina es importante e importa en cuanto fue elemento de la historia oficial, por tanto es evidencia del acto que debemos perennizar a través de esos archivos de memoria que son los museos, centros de documentación, bibliotecas y toda infraestructura diseñada para su correcta exhibición.


Lo que Leonardo Moyano trabaja al contrario de la ruina, es el escombro, el escombro no importa a nadie, a lo mucho al propietario, al litigante, el escombro hay que retirarle lo más pronto posible, el escombro estorba, molesta, fastidia el orden de lo normal, de lo estético, de lo correcto, de lo urbano, el escombro al contrario de la ruina está ahí para incomodar, para molestar, es una mancha obscena en la estética kantiana de lo bello, de lo absoluto, la piedra en el zapato de los modelos neoliberales de regeneración urbana, el atasco de políticas municipales que nos retornan a la realidad de comprender los espacios más contextuales en donde se desarrolla y vive el artista, en donde hace y de donde parte su obra, de ese Guayaquil intenso y sus políticas gubernamentales.


Es así que en su obra: Revelamiento (políptico, de fragmentos de papel sustraído de la antigua cárcel municipal, intervenido con máquina de escribir) el escombro que en otras ocasiones es retratado por medio de la técnica de la pintura, en esta ocasión reaparece como un escombro real intervenido por el artista, pero con toda la carga simbólica que representa el acto de adjudicar este ejercicio energético de absorber su potencial como objeto vivencial, más ese dispositivo astuto con el que se consolida un tipo de otra memoria, (la memoria contenida en la tesis de la filosofía de la historia benjaminiana de que los vencidos no hacen historia), el trabajo de Moyano entonces, se configura para hacernos ver la otra cara de la moneda, y en este intento introducirnos a ese otro mundo, el mundo de las realidades cotidianas en las que se desenvuelve el mayor número de los habitantes de una población, la historia de los no privilegiados, de los que no somos parte de la historia, -al menos de esa historia oficial- los de a pie, según se interpretaría desde cierta filosofía política contemporánea, y que aún cuando mayoría, jamás tomara parte en las decisiones importantes de tal historia.

Visto así, finalmente en el programa estético de Leonardo Moyano se observa eso que es muy propio del buen arte y de la escritura crítica, esa posibilidad de interrogar al mundo, y eso el artista lo sabe en demasía.


Hernán Pacurucu C.
CURADOR DE OFF ARTE CONTEMPORANEO
CURADOR DE BIENAL NOMADE
DIRECTOR ACADÉMICO
DEL CONGRESO INTERNACIONAL DE TEORÍA,
FILOSOFÍA, Y CRÍTICA DEL ARTE CONTEMPORÁNEO

Obras:

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Paralelas de un propio territorio.
Acrílico / Lona / intervención en la pared / ladrillo bañado en oro falso.
200 cm / 200 cm

Arquitectura & Sociedad
150cm x 150cm

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Estudio de interior

Acrílico sobre lona
210x 140 cm

Estudio de vivienda ocupada 145x184cm

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Revelamiento Políptico
31x26 cm
Papel extraído de pared de la antigua cárcel municipal intervenido con máquina de escribir
2015-2019

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Strapo fachada gris
Pintura extraída de pared y tira de madera pintada
159x 139 cm

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Territorio

Acrílico / lona / brocha.

50 X 50cm

Estudio de color Fronterizo.

Acrílico / Lona.

Díptico.

200 cm

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